(no se si como premonición de la chinga meteórica que nos esperaba),
aquí el camino poco a poco se iba inclinando y de manera paulatina dejábamos atrás el desierto y sus verdes gobernadoras (Larrea tridentata y Fluorensia cernua),
al llegar a las adjuntas
el GPS-Rasta indica dar vuelta a la izquierda y salimos del camino, para entrar en el lecho de lo que fuera un rió el cual poco a poco se va tornando en un cañón,
de, donde la única forma que tuvimos para salir fue escalando sus inclinadas paredes, esto no se logro sin ser victimas de mas de una espinada y arañazo (ni modo había que pagar tributo),
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