lunes, 15 de febrero de 2010

La granizada

En este sitio fue donde nos ocurrió lo mas singular del recorrido, pues el terreno ya era rodable así que empezamos a pedalear pero justo cuando estábamos agarrando vuelo, se escucho a lo lejos una especie de ulular o aullido que se acercaba a nosotros de manera rápida y creciente, al mismo tiempo fue sorprendente (al menos para mi) como una gran o gigantesca ráfaga de viento sacudía y aplanaba de manera secuencial la vegetación que estaba entre la colina del Quemado y la ladera frontal a este, de echo tuvimos que bajar de las bicis por el riesgo de que esta súbita ráfaga de viento nos hiciera morder el polvo, apenas estábamos comentando el echo mismo, cuando sin decir agua va empezó una magna granizada que ni chance nos dio de buscar cobijo (solo alcanzamos a hacernos “bolita” junto a las bicis) esto duro unos instantes, de repente amaino y cuando pensábamos en correr para buscar cobijo en unos arbustos cercanos, arrecio de tal manera que incluso mi coneja se movía y el golpear de los granizos no solo provocaba dolor sino ardor, pasado un rato levantamos la mirada y todo a nuestro alrededor estaba blanco

(incluso nosotros estábamos semicubiertos) como si hubiera nevado, así que procedimos a la graciosa huida pues el frió estaba de a peso, el camino de llegada al Real fue difícil ya que justo al Rasta se le poncho la llanta delantera,

y con los dedos entumidos mas la ropa mojada pues ni pararnos a cambiar la camara, así que tuvimos que llegar caminando y buscando lo mas pronto posible hospedaje, que también no fue muy sencillo pues como buen fin de semana y ademas puente, casi todas las habitaciones estaban ocupadas,

No hay comentarios:

Publicar un comentario